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Fascitis Plantar

La fascia plantar es una banda de tejido fibroso que recorre la planta del pie desde el hueso del talón (calcáneo) a lo largo del borde interno del pie hasta la base de los dedos. Su función es sostener el arco del pie y actuar como amortiguador cuando se carga el peso en el pie.

La fascitis plantar es una condición común que ocurre cuando la fascia se inflama, generalmente a nivel de su unión con el talón.

Puede ocurrir repentinamente, pero con mayor frecuencia se desarrolla gradualmente con el tiempo debido a distintas causas, las cuales incluyen un mal calzado o movimientos repetitivos en el deporte como saltos mal ejecutados.

¿Cuáles son los síntomas de la Fascitis Plantar?

  • El dolor es el síntoma principal, puede estar en cualquier parte de la zona inferior del talón o en la planta del pié y se siente como una clavada al pisar.
  • El ejercicio suave ayuda a aliviar el dolor, pero estar de pie o salir a caminar empeora las molestias.

¿Cuáles son las causas de la Fascitis Plantar?

La causa de la fascitis plantar no siempre es clara, sin embargo, existen factores de riesgo para desarrollar esta lesión, los cuales pueden ser:

  • Estar de pie por mucho tiempo (más de 8 horas al día), caminar o correr largas distancias.
  • Sobrepeso, lo que ejerce una presión adicional sobre el pie.
  • Tener pies planos o pies cavos.
  • Mala flexibilidad del tobillo y del primer dedo del pie.
  • Usar zapatos con poca amortiguación o con mal soporte del arco plantar.
  • Comenzar a hacer ejercicio en una superficie diferente.

¿Cuáles son los tratamientos para la Fascitis Plantar?

Si el dolor es tolerable, aparece de a poco y cede en reposo, inicialmente puede manejarse en casa mediante tratamientos generales como descanso, reposo con el pie en alto, frío local, medicamentos antiinflamatorios y una compresión suave. Sin embargo, si el dolor es muy intenso, aparece súbitamente o no cede en reposo, es recomendable consultar a un médico especialista.

Si el dolor persiste, es aconsejable realizar ejercicios de estiramiento de la fascia plantar, masajear la planta del pie con una botella de medio litro con agua congelada y utilizar plantillas especiales de descarga.

Muchas veces la fascitis plantar es autolimitada, es decir, se cura sin la necesidad de hacer ningún tratamiento.

→ Tratamientos Regenerativos

Si las molestias persisten, pueden realizarse Tratamientos Regenerativos que utilizan los mecanismos biológicos reparativos propios del organismo para controlar la inflamación, el dolor y restaurar la función y la estructura de la fascia plantar. El tratamiento regenerativo que más frecuentemente se utiliza para la fascitis plantar es el Plasma Rico en Plaquetas (PRP), que es eficaz, seguro y sencillo de realizar.

Nuestros tratamientos regenerativos personalizados, desarrollados a partir de las células y tejidos propios de cada paciente, sin utilizar  otros elementos elementos ni derivados animales, buscan recuperar la estructura y función normal de la articulación o controlar los desagradables síntomas de forma segura y eficaz. De esta forma, conseguimos disminuir el dolor, mejorar la movilidad y restaurar una función lo más normal posible, mejorando la calidad de vida del paciente.

La elección del tratamiento regenerativo personalizado se fundamenta en una evaluación cuidadosa de la condición de cada paciente, definiendo la gravedad de su lesión actual, identificando factores de riesgo que puedan contribuir al desarrollo o empeoramiento de la lesión y definiendo así un potencial de recuperación.

→ Tratamientos de un día:

Son tratamientos regenerativos donde todo se realiza el mismo día, es decir, la toma de muestra, la preparación del producto celular y su infiltración. 

Plasma Rico en Plaquetas (PRP): para producir este tratamiento, es necesaria solo una muestra de sangre del paciente, desde donde se obtiene un concentrado de plaquetas que luego se infiltra dentro de la articulación o en la estructura lesionada. Las plaquetas son las células del cuerpo que primero responden frente a un daño y secretan una serie de Factores de Crecimiento, que estimulan mecanismos regenerativos para controlar el daño dentro de la articulación.

Fracción Vascular Estromal (FVE): tratamiento de mayor complejidad que el PRP y el SRF. Se produce a partir de una pequeña muestra de grasa obtenida a través de un procedimiento mínimamente invasivo, ambulatorio y realizado con anestesia local, que no suele demorar más de 30 minutos. En nuestro laboratorio procesamos esta muestra de grasa y obtenemos un concentrado de células, dentro de las cuales hay un 10% de Células Mesenquimales y 90% de otro tipo de células, como pericitos, células endoteliales y células T reguladoras, que ayudan a controlar la respuesta inflamatoria, entre otras. 

Posteriormente, este concentrado de células se infiltra dentro de la articulación, pudiendo mezclarse con ácido hialurónico, controlando la inflamación crónica presente dentro de la rodilla y estimulando a las células del cartílago (condrocitos) para producir más cartílago.

→ Tratamientos con multiplicación, uno a dos meses:

Células Madre Mesenquimales Autólogas, Expandidas, Adultas, derivadas de Tejido Adiposo (ad-MSC): este tratamiento tiene el mismo origen que la FVE, con la diferencia que las células madre mesenquimales se aíslan del resto de las células y se multiplican en condiciones controladas. 

Las condiciones que otorga el laboratorio son clave en el proceso, ya que la forma en la cual se multipliquen las células afectará directamente la calidad del producto y, por lo tanto, la eficacia del tratamiento. En Cellus cuidamos especialmente que las células de nuestros pacientes cuenten con las mejores condiciones para crecer, por lo cual controlamos las condiciones de oxígeno para asemejar el organismo; no utilizamos ningún derivado animal en el proceso de multiplicación (es frecuente el uso de Suero Fetal Bovino) y utilizamos métodos especiales de cultivo que nos permiten obtener grandes números de células en poco tiempo.

Una vez que finaliza el proceso de multiplicación, las células son criopreservadas y sometidas a pruebas de control de calidad, para asegurar que están libres de cualquier contaminante (virus, bacterias, toxinas, etc.) y para contarlas, lo cual es trascendental, ya que el efecto del tratamiento depende del número de células administradas. 

→ Cirugía: 

La cirugía se puede considerar sólo en casos muy difíciles de tratar. La cirugía generalmente solo se aconseja si el dolor no se ha aliviado después de 12 meses a pesar de haber intentado con otros tratamientos. La operación consiste en separar la fascia plantar de donde se conecta con el hueso; Esto se llama liberación de la fascia plantar. Sin embargo, hay que tener en cuenta que la cirugía no siempre es exitosa, ya que podría causar complicaciones en algunas personas, por lo que debe considerarse como un último recurso. Las complicaciones pueden incluir infección, aumento del dolor, lesión de los nervios cercanos o ruptura de la fascia plantar.

Kinesiología Regenerativa

La kinesiología para la fascitis plantar consiste en el aprendizaje y realización de ejercicios de estiramiento de la fascia plantar y los gemelos, que a la larga sirven para quitarle tensión a la fascia plantar y también para desinflamarla. 

Los estiramientos pueden complementarse con masaje local, masaje con una botella con agua congelada y otras terapias físicas para controlar el dolor, como ultrasonido y TENS.

Reintegro Deportivo

Después de una fascitis plantar, el reintegro deportivo debe ser progresivo, controlando y adecuando las cargas de a poco, para evitar recaídas. En esta fase de la rehabilitación, lo más importante es volver a generar confianza en el deporte, realizar ejercicios y movimientos acordes a la actividad para mejorar la técnica y que el paciente pueda volver en las mejores condiciones a su deporte. 

¿Cómo Prevenir la Fascitis Plantar?

Hay ciertas cosas que se pueden hacer para prevenir la fascitis plantar, especialmente si la ha tenido antes, como por ejemplo:

  • Cambiar regularmente los zapatos de entrenamiento utilizados para correr o caminar.
  • Usar zapatos con buena amortiguación en los talones y buen soporte para el arco plantar, incluso con una plantilla si es necesario.
  • Mantener controlado el peso corporal.
  • Estirar regularmente la fascia plantar y los gemelos.
  • Evitar el ejercicio sobre superficies duras.

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