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Marzo 6, 2025

Epicondilitis: Causas, diagnóstico y tratamiento

epicondilitis

La epicondilitis, comúnmente conocida como “codo de tenista”, es una afección que afecta la inserción de los tendones extensores en el epicóndilo, una prominencia ósea en la parte distal del húmero. A pesar de su nombre, esta condición no es exclusiva de los tenistas; personas que realizan movimientos repetitivos con el codo y la muñeca, como trabajadores de oficina, pintores y mecánicos, también pueden padecerla. La epicondilitis es una de las causas más comunes de dolor en el codo y puede afectar significativamente la calidad de vida de quienes la sufren.

Anatomía y funciones del epicóndilo

El epicóndilo lateral es la zona donde se insertan los tendones de los músculos extensores del antebrazo. Estos músculos son fundamentales para extender los dedos y la muñeca. Cuando estos tendones sufren una sobrecarga o microtraumatismos repetitivos, pueden inflamarse o deteriorarse, causando dolor y limitación de movimiento. La inflamación puede originarse en la propia inserción del tendón o en los tejidos circundantes, lo que agrava los síntomas.

Causas y factores de riesgo

La epicondilitis ocurre cuando los tendones del epicóndilo lateral se lesionan debido a movimientos repetitivos y sobrecarga. Algunos factores que aumentan el riesgo de desarrollar esta afección incluyen:

  1. Actividades repetitivas: Los movimientos constantes de codo y muñeca, como escribir en un teclado, usar herramientas manuales o practicar deportes de raqueta, son los principales desencadenantes de la epicondilitis.
  2. Postura inadecuada: Una mala alineación al trabajar con computadoras o al realizar esfuerzos físicos puede aumentar la tensión en el tendón y predisponer a lesiones.
  3. Falta de descanso: La sobrecarga de los tendones sin suficiente recuperación favorece la degeneración del tejido tendinoso, lo que aumenta la probabilidad de lesiones.
  4. Edad: La degeneración del tejido tendinoso tiende a aumentar con la edad, siendo más común en personas de entre 30 y 50 años.
  5. Condiciones laborales: Profesiones que requieren el uso frecuente de herramientas manuales o movimientos repetitivos del brazo, como carpinteros, electricistas y mecánicos, son más propensas a desarrollar epicondilitis.

Síntomas de la epicondilitis

El principal síntoma de la epicondilitis es el dolor en la cara lateral del codo, que puede aumentar al levantar objetos, realizar movimientos repetitivos o al extender la muñeca. Otros signos incluyen:

  • Dolor al presionar el epicóndilo lateral.
  • Molestias al girar la palma de la mano hacia arriba (pronosupinación).
  • Debilidad en la fuerza de agarre.
  • Dificultad para realizar tareas cotidianas, como sostener utensilios o levantar una taza.

Los síntomas pueden variar en intensidad y pueden empeorar con el tiempo si no se tratan adecuadamente. Si cuentas con alguno de estos síntomas, te invitamos a agendar una cita de evaluación.

Diagnóstico

El diagnóstico de la epicondilitis es principalmente clínico y se basa en la historia del paciente y el examen físico. Durante la evaluación, el médico puede realizar pruebas específicas que reproduzcan el dolor al estirar los músculos extensores del antebrazo. Para una evaluación más precisa, se recomienda el uso de ecografía, que permite observar el estado del tendón y detectar:

  • Tendinosis: Alteraciones en la estructura del tendón debido a desgaste crónico.
  • Roturas parciales o desgarros: Daños en la continuidad del tendón que pueden requerir un enfoque más agresivo en el tratamiento.
  • Entesitis: Inflamación en la unión del tendón con el hueso.
  • Calcificaciones: Depósitos de calcio en el tendón que pueden interferir con su función.

Tratamiento de la epicondilitis

El manejo de la epicondilitis varía según la gravedad de la lesión y la respuesta del paciente al tratamiento conservador. El tratamiento puede incluir las siguientes medidas:

Medidas iniciales

  1. Reposo relativo: Es fundamental evitar actividades que provoquen dolor. Esto puede implicar modificar las tareas diarias para permitir la recuperación del tendón.
  2. Analgésicos y antiinflamatorios: Medicamentos como el ibuprofeno o el naproxeno son útiles para reducir el dolor y la inflamación.
  3. Aplicación de frío local: La aplicación de hielo en la zona afectada ayuda a controlar la inflamación, especialmente en las primeras fases de la lesión.
  4. Ejercicios de kinesiología: Realizar ejercicios específicos para fortalecer los músculos del antebrazo mejora la estabilidad del codo y reduce el riesgo de recaídas.

Terapia regenerativa con Plasma Rico en Plaquetas (PRP)

Para los pacientes que no mejoran con kinesiología o que presentan lesiones más graves, se puede utilizar la terapia con plasma rico en plaquetas (PRP). Este tratamiento consiste en extraer sangre del paciente, procesarla para concentrar las plaquetas y reinfiltrarla en la zona lesionada para estimular la regeneración del tendón. Los beneficios del PRP incluyen:

  • Promoción de la reparación del tejido dañado.
  • Reducción del tiempo de recuperación.
  • Disminución de la inflamación y el dolor.

Importancia de la ecografía en las infiltraciones

Si se requiere una infiltración, es recomendable realizarla bajo guía ecográfica para asegurar que el medicamento llegue al sitio correcto. Esta técnica garantiza una administración precisa sin dañar estructuras sanas. Además, cuando se infiltra corticoide, es fundamental evitar su aplicación dentro del tendón, ya que puede debilitarlo y aumentar el riesgo de rotura.

Conclusión

La epicondilitis es una lesión frecuente en personas que realizan movimientos repetitivos con el codo y la muñeca. Su tratamiento incluye medidas conservadoras como reposo, frío local, analgésicos y kinesiología. En casos más avanzados, la terapia con PRP ha demostrado ser una opción eficaz para acelerar la recuperación y regenerar el tendón. Además, el uso de ecografía permite optimizar el diagnóstico y garantizar infiltraciones seguras y efectivas. Un abordaje integral facilita la recuperación y mejora la calidad de vida de los pacientes con epicondilitis, permitiéndoles retomar sus actividades diarias sin dolor y con mayor funcionalidad. 

 

 

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