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Febrero 6, 2025

Meniscopatía: causas, síntomas y tratamiento con Terapia Celular

meniscopatía

Los meniscos son una parte fundamental de nuestra rodilla, responsables de estabilizar y amortiguar el impacto al caminar, correr o saltar. Sin embargo, con el tiempo o por lesiones, estos pueden deteriorarse, generando lo que se conoce como meniscopatía. Este artículo explica en qué consiste esta condición, cómo identificarla y cómo la terapia celular puede ser una alternativa eficaz para su tratamiento.

¿Qué es la meniscopatía?

Los meniscos son estructuras en forma de semiluna ubicadas en cada rodilla, entre el fémur y la tibia. Son esenciales para la estabilización de la rodilla y para amortiguar los impactos durante actividades como correr o saltar. Cada rodilla tiene dos meniscos: el interno, que se encuentra mirando hacia la otra pierna, y el externo, que está orientado hacia afuera. Ambos meniscos están irrigados por vasos sanguíneos que permiten su nutrición y reparación. Sin embargo, no toda su estructura recibe la misma cantidad de sangre. La zona más irrigada se llama “zona roja”, mientras que la menos irrigada se conoce como “zona blanca”. Esta diferencia en irrigación afecta directamente la capacidad de regeneración del menisco cuando sufre una lesión.

Cuando uno o ambos meniscos se desgarran o degeneran, hablamos de meniscopatía. Esta condición puede causar dolor, dificultad para mover la rodilla y, en algunos casos, limitar la capacidad de la persona para realizar actividades cotidianas como caminar, subir y bajar escaleras o incluso salir del auto.

Causas y factores de riesgo

Con el paso de los años, los meniscos tienden a perder elasticidad, lo que aumenta el riesgo de degeneración. Además, ciertos factores como la edad, las lesiones previas en la rodilla (por ejemplo, roturas de ligamento cruzado anterior) y los ejes anormales de la rodilla pueden contribuir al desgaste y la rotura de los meniscos.

Las personas que practican deportes de alto impacto, como correr o saltar, también están en riesgo de sufrir lesiones en el menisco. Las lesiones en esta estructura pueden variar desde pequeños desgarros hasta roturas más complejas que afectan la funcionalidad de la rodilla.

Síntomas de la meniscopatía

Los síntomas de la meniscopatía pueden variar dependiendo de la gravedad de la lesión. Algunos de los signos más comunes incluyen:

  • Dolor localizado en la rodilla, especialmente al caminar, correr o bajar escaleras.
  • Inflamación y rigidez en la rodilla afectada.
  • Limitación en el rango de movimiento de la rodilla.
  • Sensación de “bloqueo” o “chirrido” al mover la rodilla.

En algunos casos de meniscopatía, la inflamación puede ser lo suficientemente intensa como para afectar las actividades diarias, provocando dolor incluso con movimientos simples.

Diagnóstico: ¿Cómo saber si tienes meniscopatía?

El diagnóstico de meniscopatía es principalmente clínico y se realiza una resonancia magnética (RM) para observar en detalle el daño en el menisco, incluyendo su ubicación, tamaño y si existen roturas. Además, los especialistas pueden realizar pruebas físicas para determinar si el menisco está causando dolor y si está afectando la movilidad de la rodilla.

Tratamiento de la meniscopatía: Más allá de la cirugía

El tratamiento de la meniscopatía puede variar dependiendo de la gravedad de la lesión y la salud general del paciente. En muchos casos, se recomienda un tratamiento conservador que incluye:

  1. Medicamentos para el dolor: Analgésicos y antiinflamatorios pueden ayudar a controlar el dolor y reducir la inflamación.
  2. Terapias físicas: La kinesiología es fundamental para mejorar la movilidad y fortalecer los músculos que rodean la rodilla, lo que puede aliviar el dolor y prevenir futuras lesiones.
  3. Terapia regenerativa: En la actualidad, la terapia celular está emergiendo como una opción prometedora para la regeneración de tejidos dañados. Procedimientos como el Plasma Rico en Plaquetas (PRP), el Suero Rico en Factores con Ácido Hialurónico y la Fracción Vascular Estromal (células madre) se utilizan para mejorar la lubricación de la rodilla, reducir la inflamación y, en algunos casos, regenerar el tejido meniscal dañado.

La terapia celular ha demostrado ser eficaz para reducir el dolor y mejorar la función articular en personas con meniscopatía. Al utilizar componentes del propio cuerpo del paciente, como las células madre, se busca estimular la reparación del tejido dañado de manera natural, evitando en muchos casos la necesidad de cirugía.

La terapia celular como opción prometedora

La meniscopatía es una condición que afecta a muchas personas, especialmente a medida que envejecemos o a quienes practican deportes de alto impacto. Aunque existen diversas formas de tratamiento, la terapia celular se está consolidando como una alternativa efectiva, no invasiva y con un alto potencial de regeneración.

Si experimentas dolor en la rodilla o dificultad para realizar tus actividades diarias, te recomendamos consultar con un especialista para determinar la causa y el tratamiento adecuado. La terapia regenerativa, junto con un enfoque integral que incluya kinesiólogos y expertos en ortopedia, puede ser clave para mejorar tu calidad de vida y evitar intervenciones quirúrgicas innecesarias.

¿Cuándo se necesita cirugía?

Aunque muchas personas pueden encontrar alivio con tratamientos conservadores, en casos más graves o cuando el menisco está severamente dañado, puede ser necesaria una intervención quirúrgica. La cirugía puede ser en forma de meniscectomía (eliminación parcial del menisco dañado) o meniscoplastia (reparación del menisco). La decisión de optar por la cirugía dependerá de la evaluación clínica de un especialista, quien determinará la mejor opción según la edad, el nivel de actividad y el daño específico del menisco.

 

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